En la Edad Media, entre los siglos XII y XIII, se popularizó en países como Francia e Inglaterra la publicación de bestiarios, libros que contenían descripciones entre reales y fantásticas de «bestias», que incluían animales, plantas y a veces minerales.
La idea de los bestiarios no era nueva, pues desde la Antigua Grecia se producían compendios de descripciones de animales con la intención de estudiarlos. La novedad de la Edad Media radicó en la inclusión de enseñanzas morales sobre los animales incluidos. El estudio de los bestiarios permite comprender cómo ha cambiado la concepción del mundo natural a lo largo de la historia. Por ejemplo, los animales eran clasificados por los medievales en 5 categorías: los cuadrúpedos, donde se incluían los animales domésticos, las aves, donde se incluía a animales fantásticos como los grifos e hipogrifos, los peces, un grupo heterogéneo que comprendía ballenas, delfines, mariscos y sirenas, las serpientes, que era donde colocaban a los dragones, y los gusanos, animales pequeños como los roedores, los insectos y los moluscos.
Es la categoría de «gusanos» la que menos intrigó a los filósofos de la naturaleza y a los primeros científicos. El origen en español de la palabra gusano es bastante incierto. Si bien una versión de 1884 del Diccionario de la Real Academia Española le atribuyó una etimología proveniente del latín cossus, «lombriz», actualmente no se considera como su origen. Pero es entendido que un gusano tiene un cuerpo alargado, carece de patas, es pequeño y de cuerpo blando.
En la Edad Media se ocupaba la palabra «verme», que sigue usándose en francés, derivada del latín vermis, que designaba a animales rastreros de pequeño tamaño y que en español se encuentra en la palabra vermiforme, «con forma de gusano». Otro vocablo antiguo es derivado del griego *helminthos*, y que en español se ocupa solamente para designar a los gusanos parásitos que causan enfermedades: así se conoce como helmintiasis a una infección con gusanos, que se cura con antihelmínticos y que es estudiada por la helmintología, rama de la zoología médica y veterinaria.
Pero el Reino Animal, si bien incluye a los famosos vertebrados (peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos), a los moluscos (calamares, pulpos, caracoles y ostras, por ejemplo), a los artrópodos (los crustáceos, insectos y arácnidos, entre otros), a las esponjas y a los equinodermos (erizos y estrellas de mar), el resto de los animales son en realidad gusanos. Se trata de una diversidad que usualmente pasa desapercibida y es la razón de ser de este bestiario: un bestiario de gusanos.
¿Por qué estudiar estos animales pequeños y raros?
Una de las interrogantes más comunes que muchos estudiantes o lectores en general cuando leen sobre estos animales pequeños es ¿por qué hay gente que ha decidido estudiarlos? Esta pregunta se debe responder hablando sobre lo que es la investigación básica, un área que usualmente suele considerarse inútil o sin objetivos socioeconómicos que se hacen por mera curiosidad científica.
Sin embargo, estos animales raros, recién estudiados y no tan conocidos como las aves o los mamíferos, pueden conducir a importantes adelantos científicos que resultarían de interés para cualquiera que no fuera científico.
Para ejemplificar esto, podemos ir hasta 1830 en la ciudad de Aquisgrán, en Alemania, donde se encuentra Johann Wilhelm Meigen, un profesor particular de familias acomodadas que poseía una gran afición por la zoología. En esta ciudad publicó su obra titulada «Descripción sistemática de insectos de dos alas conocidos en Europa», en cuyo volumen sexto se encontraba un texto en latín: Capite thorace pedibusque luteis; abdomine nigro, «Cabeza, tórax y pies amarillos; abdomen negro». Era la descripción de una pequeña mosca que encontró en los puertos alemanes de las ciudades de Kiel y Hamburgo que hoy encontramos nosotros mencionada en todos los libros de biología cuando se habla de genética. Es claro que sin Drosophila melanogaster (en latín «Amante del rocío con vientre negro») y sus particularmente gigantes cromosomas, nombre científico de la mosca descrita por Wilhelm Meigen, la genética probablemente habría tardado mucho tiempo en ser entendida como se entiende hoy. Thomas Hunt Morgan decidió dedicar su vida a estudiar esta peculiaridad en unas pequeñas moscas de la fruta y terminó sentando las bases de la Genética moderna.
Un caso similar ocurrió cuando el biólogo francés Émile Maupas, quien en 1900 trabajaba en la Biblioteca Nacional de Argelia en la ciudad de Argel. Ahí encontró en muestras de suelo de los alrededores a unos peculiares gusanos con dos extremos agudos, alargada forma y movimientos muy elegantes y delicados, que se conocen como nematodos. Una de esas especies que Maupas describió fue Caenorhabditis elegans, un nematodo que en 1963 permitiría a Sydney Brenner estudiar la regulación genética del desarrollo de los órganos (organogénesis) y de la muerte celular programada (apoptosis). Esto fue posible para Brenner pues es un gusano transparente que posee un número fijo de células durante toda su vida: Mil 031 en los machos, de modo que era posible saber de dónde provenía cada célula y mucho más fácil controlar el momento y lugar de los cambios durante la organogénesis.
Es por ello que es importante estudiar todos los seres vivos y destinar fondos a la investigación básica, pues es posible que la siguiente revolución científica aguarde en el interior de las células de alguno de nuestros siguientes gusanos:
Acantocéfalos (Cabezas con espinas; gusanos con cabeza espinosa). Los acantocéfalos son un filo de animales parásitos provistos de una cavidad oral alargada, llamada probóscide, que el animal puede guardar ya que se invagina hacia el interior. Lo distintivo de esta probóscide es que está recubierta por espinas que le permiten sujetarse a su hospedero, o el animal infectado. No poseen boca, por lo que su alimentación depende de la absorción de los nutrientes a través del tegumento corporal.
Acelomorfos (Sin cavidades). Se trata de animales recientemente establecidos que comprende gusanos marinos con una forma semejante a la de las planarias. Viven entre los granos de sedimento y poseen lo que parece ser un estatocisto, un órgano sensorial que podría ayudarles a sentir la gravedad y orientarse. Su principal característica es que carecen de aparato digestivo e ingieren la comida a través de una fusión de células que forma una vacuola alrededor de la comida ingerida.
Briozoarios (Animales musgo). Se refiere a animales marinos que viven en colonias y se alimentan a través de un lofóforo, una estructura en forma de corona de tentáculos con cilios típica de pocos grupos de animales que permite filtrar el alimento del agua a través de una corriente que corre de la punta hacia la base de los tentáculos. Las colonias se componen de animales dependientes unos de los otros, por lo que en algunas especies los individuos, denominados zooides, se especializan para diversas funciones: los autozoides son los que responsables de la excreción y la alimentación, zoides portadores de huevos fecundados y zooides defensivos.
Entoproctos (Ano hacia dentro). Son animales muy parecidos morfológicamente a los briozoarios. Los individuos adultos poseen la forma de cáliz sujeto a un largo pedicelo; en la parte superior del cáliz poseen una corona de tentáculos ciliados que son capaces de generar corrientes que van de la base a la punta de los tentáculos filtrando el alimento. La diferencia con respecto a los briozoarios, es que mientras los briozoarios poseen su ano ligeramente proyectado hacia afuera del lofóforo, los entoproctos lo tienen hacia adentro. Se conocen pocas especies de vida solitaria, pues en general son organismos coloniales.
Equiuros (Cola de espina). Los equiuros son pequeños animales marinos que habitan en aguas poco profundas, aunque se han encontrado algunos adaptados al océano profundo. Se caracterizan por tener una probóscide que se proyecta hacia afuera de la cabeza. La forma de esta probóscide se parece a la de una hoja enrollada alrededor de un tubo cilíndrico con un surco abierto en la superficie ventral. La longitud de la probóscide es variable entre la especies pero puede llegar a ser muchas veces más larga que el resto del cuerpo. El aparato digestivo consiste de un largo tubo que recorre el cuerpo, pero con la peculiaridad de tener forma espiral del que surgen ramificaciones que se creen son órganos excretores.
Foronídeos (De Foronis, la diosa egipcia Isis). Este otro grupo de animales también posee un lofóforo como el de los briozoarios, encontrados en todos los océanos del mundo, salvo el Antártico. El cuerpo posee forma de ampolla, una especie de frasco de cuello estrecho y cuerpo globular que usaban los antiguos romanos y griegos para guardar aceite. Sus blandos cuerpos se soportan sobre un tubo erecto formado de quitina. Los foronídeos pueden moverse dentro de este tubo, pero nunca fuera de él. La parte inferior del cuerpo con forma globular permite al animal anclarse al lecho del mar.
Gastrotricos (Estómago de pelo). Esta especie de animales es microscópico y es algo que podría verse de mirar una gota de agua al microscopio. En el mar se encuentran en la capa superficial del lecho marino o el fondo de los cuerpos de agua, una capa de detritus que se conoce como perifíton. La forma de los gastrotricos es bastante distintiva, pues la región que contienen los órganos sensoriales y los ganglios nerviosos centrales tiene forma abultada, seguida de una ligera constricción que da el aspecto de un cuello. En la parte posterior se encuentran dos proyecciones con glándulas de cemento que permiten al animal sujetarse y fijarse al sustrato. En la parte anterior se encuentra una boca que se abre hacia una faringe muscular con un interior en forma de Y.
Gnatostomúlidos (Boca pequeña con mandíbulas). Los gnatostomúlidos, o ñatostomúlidos, son también animales microscópicos que se encuentran en el mar, viviendo debajo de la arena y en lugares con poco o nada de oxígeno. Las células de su epidermis poseen cada una un cilio que les permite desplazarse entre los granos de arena, girando y contrayéndose. Carecen de una cavidad corporal, de aparato circulatorio o respiratorio, el sistema nervioso es bastante simple y se encuentra solamente en lo más externo de las paredes corporales. Sus únicos órganos sensoriales son cilios modificados en la región cefálica. La boca se encuentra detrás de esta región en posición ventral, donde se encuentran unas pequeñas mandíbulas con proyecciones que asemejan dientes, además de una estructura en forma de peine que permite al animal atrapar e ingerir organismos más pequeños. Loricíferos (Portador de lorica). Los loricíferos son un pequeño grupo de animales microscópicos que se encuentran en los sedimentos marinos. La lorica era una coraza que se confeccionaba con escamas metálicas que utilizaban los soldados romanos en la batalla para protegerse de las lanzas o espadas; de ahí deriva el nombre de la estructura protectora que rodea a estos pequeños animales. Mucho de lo que se sabe de estos organismos se relaciona con sus complicados ciclos de vida.
Una diversidad desconocida
Para buena parte del mundo no familiarizado con la zoología, los gusanos no son animales atractivos. En esta primera selección de gusanos hemos visto de todo: aquéllos que son importantes para el ser humano debido a que causan enfermedades, aquellos otros que nos interesan por su desarrollo embrionario para entender más sobre nosotros mismos, o aquéllos que nos ayudaron a entender más sobre el mundo en general. Pero además hemos visto que mucha de esta diversidad se encuentra en el mar. Los océanos del mundo están, con toda seguridad, llenos de una diversidad que no podemos siquiera imaginar; esto que es cierto en la actualidad ha sido cierto en los océanos de otras eras geológicas. Es decir, que buena parte de esa diversidad queda por ser descubierta, pues yace en las rocas que se originaron como depósitos de mares antiguos. De eso hablaremos en nuestro siguiente bestiario de animales pequeños.
ºBiól. Omar Rafael Regalado / Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.
Museo de Paleontología
Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de
México.