La Artritis Reumatoide (AR) es una enfermedad crónica e inflamatoria que afecta principalmente a las mujeres entre 20 y 50 años, aunque puede afectar a grupos de otras edades. Se considera que el 1% de la población mundial podría tener riesgo de desarrollar esta enfermedad, aunque se desconocen la serie de factores que la desencadenan. De manera general, se dice que la AR tiene un origen multifactorial, esto es, son varios elementos que participan en el desarrollo de la enfermedad. Por ejemplo, varios factores genéticos parecen favorecer su formación, sin embargo hasta los estudios más recientes se sugiere que pudieran ser más de 100 genes los que explicarían entre el 20 y 50% del desarrollo de la enfermedad; esto quiere decir que es demasiado complejo aún como para poder predecir genéticamente si un niño desarrollará AR cuando llegue a la edad adulta.
Dado que los factores genéticos sólo permiten tener una explicación parcial del desarrollo de la AR, se ha sugerido la participación de otros factores tales como el tabaquismo o la exposición crónica a elementos irritantes (sílices, asbestos, entre otros), los cuales pueden favorecer la enfermedad. Aunque se han realizado varios estudios, a nivel mundial, no existe ninguna evidencia objetiva que los alimentos pudieran favorecer la AR.
Por otro lado, también se ha sugerido que las infecciones virales o bacterianas podrían servir como “disparador” para descontrolar al sistema inmune y, por lo tanto, llevar a la inflamación de las articulaciones. Aunque existen evidencias bien documentadas de estos eventos, parece no ser la generalidad de los casos. Según una hipótesis relativamente reciente se sugiere que la microflora de regiones como la boca y el intestino, podría tener una participación importante en el desarrollo de esta enfermedad. Estudios en modelos animales han mostrado que existe una comunicación entre la microflora y el sistema inmune, donde uno y otro pueden alterarse. En ese sentido, varios estudios con pacientes de casi todo el mundo han evidenciado que la gingivitis y la peridontitis (destrucción del soporte dental) coinciden con el desarrollo de la Artritis reumatoide. Además, la AR parece ser más frecuente en pacientes que presentan bacterias que desencadenan el daño de las encías. Así también, se demostró que al menos una de estas especies bacterianas libera enzimas capaces de modificar proteínas propias de nuestro cuerpo. En este sentido, se ha sugerido que la modificación de dichas proteínas fuera de las células -llamada citrulinación- ocasionaría que nuestra respuesta inmunológica “considerará como extrañas” a proteínas propias de nuestro organismo y, particularmente, de las articulaciones. En apoyo a esta hipótesis, la presencia de anticuerpos específicos en contra de las proteínas citrulinadas en los pacientes con artritis está considerada como un factor importante para el diagnóstico médico, aunque sin embargo, tampoco parece ser el único.
Actualmente, en la Facultad de Farmacia de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos se está estudiando en pacientes con AR sí algunas de estas hipótesis pudieran ser consistentes con evidencias científicas. En ese sentido, su objetivo es conocer el tipo de bacterias presentes en los pacientes y su relación con los casos más graves de la enfermedad lo que permitirá identificar las bacterias potencialmente responsables.
Otro aspecto de gran interés en el estudio es poder saber si la gravedad de la enfermedad depende del nivel de actividad de la enzima PAD presente en saliva y responsable de la citrulinación. Consideramos que estos estudios podrían permitir nuevos medicamentos, pero sobre todo conocer mejor los factores que llevan al desarrollo de la Artritis reumatoide en la población.
ºMtro. José Iván Martínez Rivera / Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.
Instituto Nacional de Salud Pública
ºDr. José Luis Montiel Hernández / Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.
Facultad de Farmacia de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos