La inflamación es un concepto ampliamente utilizado en nuestro día a día. La mayoría de nosotros alguna vez hemos sufrido golpes, cortaduras o alguna lesión de forma accidental. Por ejemplo, al sufrir una caída, podemos notar como se “inflama” el área lesionada acompañada de dolor, días después la zona lesionada regresa a su estado normal, la inflamación disminuye y, aún mejor, el dolor desaparece. Finalmente, la parte lesionada se recupera en su totalidad. Es sorprendente, cómo nuestro cuerpo puede recuperarse, pero ¿en realidad sabemos qué sucedió?
Aquí se hablará acerca de cómo la inflamación es una respuesta benéfica para los seres humanos, pero que también podría llegar a convertirse en una característica principal de diferentes patologías de tipo crónicas. Para ello, como parte esencial debemos saber qué es la inflamación y por qué es tan importante dentro del área de la salud.
¿Qué es la inflamación?
Es definida como un mecanismo fisiológico de autodefensa asociado con dolor, y es activado por el sistema inmunológico en respuesta a estímulos sistémicos o locales, teniendo como propósito eliminar la causa inicial, reparar el tejido dañado y restaurar la función. Dentro de esta respuesta fisiológica, podemos encontrar los siguientes signos (figura 1): 1) calor, 2) rubor, 3) edema, 4) dolor y 5) pérdida de función.
Figura 1. Signos de inflamación.
Estos signos representan la evolución de la respuesta inflamatoria desde el estímulo recibido por un agente dañino, que, por medio de una respuesta fisiológica, el resultado final es la curación y reparación del área lesionada.
¿Cuántos tipos de inflamación existen?
Principalmente hay dos:
La inflamación aguda es considerada una respuesta benéfica para el individuo; se caracteriza por ser una respuesta relativamente rápida y con una duración corta, representada por la presencia de exudado inflamatorio agudo donde existe una elevada cantidad de “células blancas” o también llamados leucocitos; éstas células se encargan de eliminar los patógenos de nuestro organismo.
La inflamación crónica se presenta cuando existe problema en la resolución fisiológica de la inflamación aguda. Ésta es de larga duración, debido a que la parte dañada persiste; además se observan las características de la inflamación aguda y también se activa el sistema inmune alrededor del área de la lesión, la cual persiste hasta la eliminación o neutralización de la parte dañada.
La inflamación crónica está ampliamente relacionada con un gran número de patologías crónicas, como se muestra en el Esquema 1.
Esquema 1. Patologías relacionadas con la inflamación crónica.
¿Qué tipo de tratamientos existen?
Aunque existen diversos remedios caseros y fármacos con ciertas propiedades antiinflamatorias, en la actualidad sólo se consideran dos grandes grupos de fármacos: los esteroideos y no esteroideos (Esquema 2).
Los esteroides son corticoides naturales fabricados por nuestro organismo, aunque también se pueden encontrar los semisintéticos y sintéticos elaborados por el hombre, que suelen ser antiinflamatorios potentes; sin embargo, su uso se ve limitado por los importantes efectos secundarios que acarrean sobre el metabolismo, como lo es: el aumento de peso, cambios hormonales, aumento en la tensión arterial. Ejemplos de éstos son: la hidrocortisona, prednisona y dexametasona.
Por otra parte, los antiinflamatorios no esteroideos (AINES) son una de las familias de fármacos que más se prescriben en el mundo para el tratamiento del dolor e inflamación debido a su alta eficacia. Éstos se caracterizan por ser agentes inhibidores de las enzimas ciclooxigenasas 1 y 2 (COX). Ejemplos de estos fármacos son: ibuprofeno, diclofenaco, ketorolaco y naproxeno.
¿Qué efectos secundarios conlleva el uso constante de los AINES?
Sí bien es cierto que estos fármacos son de gran ayuda en el tratamiento de la inflamación, así como el dolor y, en algunos casos, la fiebre, debido a sus propiedades antipiréticas, su uso prolongado en el tratamiento de dolor crónico provoca la aparición de diversos efectos secundarios en los pacientes, tales como: trastornos gastrointestinales, insuficiencia renal, efectos hipertensivos y trastornos hepáticos, al no ser selectivos en la inhibición de las COX-1 y COX-2.
Por otra parte, los fármacos recientemente denominados COXIBES, como el celecoxib, presentan una gran ventaja al ser fármacos selectivos para COX-2, disminuyendo los efectos secundarios principalmente del tipo gastrointestinal, aunque han presentado otro tipo de efectos secundarios, demostrando estar asociados con el aumento de las probabilidades de infarto de miocardio.
Es importante señalar que, al igual que otros fármacos, los AINES deben ser prescritos bajo la asesoría de un profesional de la salud, ya que se ha observado que el abuso de éstos en la automedicación constante y en tratamientos de inflamación crónica puede generar severos daños en los pacientes y, en ocasiones, llegan a ser irreversibles.
Por todo lo anterior, queda clara la importancia del diseño y preparación de nuevos compuestos que presenten una actividad antiinflamatoria mayor y, al mismo tiempo, tengan menos efectos adversos en los pacientes.
M. en C. Estefany Bello Vargas / Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.
Instituto de Investigación en Ciencias Básicas y Aplicadas (IICBA) | Universidad Autónoma del Estado de Morelos.
Dr. Mario Ordóñez Palacios / Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.
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