Imágenes: NASA.
La perseverancia del ser humano nos ha llevado a grandes descubrimientos astronómicos. En este número, con el cuál festejamos el 20 aniversario de la Revista Hypatia, decidí hacer un recuento de los acontecimientos más destacados en el área de la astronomía. Así que, les doy la bienvenida a este viaje a través del tiempo y el espacio. Iniciamos el 20 de julio de 1969, fecha en la que la misión Apolo 11 alunizó y los astronautas Neil Armstrong y Edwin Aldrin pisaron por primera vez la superficie de la Luna. Ocho años después, el 5 de septiembre de 1977, se lanzó la sonda Voyager 1, la cual se estima que ha viajado más de 19 mil millones de kilómetros, alcanzando a la Heliopausa, una parte del medio interestelar que contiene material del Sol y las estrellas más cercanas.
El planeta Marte ha sido objetivo de casi 40 exploraciones espaciales. La primera misión exitosa se llamó Mariner 4 y se lanzó en 1964, ésta llegó a casi 9 mil 850 kilómetros de la superficie del planeta. En la década de 1990 existió un auge en la exploración a Marte; como consecuencia, fue enviado el explorador vagabundo Rover Curiosity, el cual encontró evidencias de agua congelada y material orgánico complejo en 2018.
A inicios de 2021 pudimos ver en vivo y en alta resolución, la llegada del Rover Perseverance a la superficie de Marte, lo que nos permitirá obtener más información sobre el “Planeta rojo”.
Los ojos astronómicos
En 1992 se detectaron los primeros exoplanetas con masas del orden de la Tierra alrededor del pulsar PSR1257 + 12. En 2009, la sonda espacial Kepler encontró indicios de al menos 700 exoplanetas. En 2012 se estimó, por medio de lentes gravitacionales, que las estrellas de la Vía Láctea deberían tener entre 0.7 y 2.3 planetas en promedio. Hasta 2020 se tiene evidencia de más de 3 mil sistemas planetarios.
La antena en Goldstone, California recibe primeras señales del Mariner 4.
En 1989 entró en órbita el detector de microondas COBE, para explorar el universo temprano de hace casi 13.7 mil millones de años, la llamada “sopa primigenia” con partículas elementales y fotones interactuando. El último mapeo detallado del detector Planck (que dejó de funcionar en 2013) ha confirmado la existencia de pequeñas acumulaciones de densidad, que podrían ser las semillas de las galaxias.
El telescopio espacial Hubble, lanzado en 1990, es un telescopio de luz visible y ultravioleta (UV) que puede observar sin la atmósfera terrestre de por medio. En 1995 tomó la imagen más profunda del universo, cuyas unidades son las galaxias; ahora se estima que existen 2 mil millones de éstas. A partir de ahí, varios telescopios de altas energías (UV, rayos X y gamma) han sido lanzados para observar dentro y fuera de la Vía Láctea. Éstos son XMM-Newton, Chandra, Swift, Fermi, entre otros.
Imagen: NASA. Mantenimiento del Telescopio Espacial Hubble. Los astronautas Steven L. Smith y John M. Grunsfeld son fotografiados en una actividad extravehicular en diciembre de 1999 durante la Misión Hubble STS-103.
En el planeta Tierra, la radioastronomía y la interferometría (técnica que permite combinar varios detectores para simular uno solo) también han avanzado en las últimas décadas. Gracias a la primera se ha medido con alta precisión la distancia a las estrellas, se han detectado jets súper energéticos (que son chorros colimados de material hiper caliente que sale del núcleo de algunas galaxias) y se ha hecho un mapeo del universo, desde objetos del sistema solar hasta galaxias lejanas. En 2016, el interferómetro LEGO (un arreglo de dos brazos de kilómetros de longitud) captó la primera señal de ondas gravitacionales con longitudes de onda del orden de 10-19 metros (menos de una trillonésima parte de un metro) generada por el evento de más alta energía detectado. Instantes después, los telescopios espaciales Fermi e INTEGRAL registraron el mismo evento en una explosión de rayos gamma debida al colapso de dos agujeros negros de 30 y 35 masas solares que se convirtieron en uno solo de 62 masas solares.
Gracias al Event Horizon Telescope, un arreglo interferométrico de radiotelescopios repartidos por el planeta Tierra, en 2019 se obtuvo la primera imagen del horizonte de eventos (el punto de no retorno) del agujero negro supermasivo de la galaxia M87, el cual contiene alrededor de 6.2 mil millones de masas solares y se encuentra a casi 53.5 millones de años luz. Hace apenas unos días se anunció la presencia de un campo magnético en este agujero negro gracias a luz polarizada.
También se ha avanzado en el estudio de la evolución química de los elementos desde el Big Bang así como en la determinación de la constante cosmológica, la cual nos dice, en las más grandes escalas, si el universo es cerrado, abierto o plano. Para esto, se han utilizado las explosiones de supernovas en galaxias lejanas; éstas son la muerte de estrellas masivas y en las cuales se genera material que se recicla en el medio interestelar y que ha sido fundamental para la evolución de la vida.
En 2008 fue lanzado por la NASA el Fermi, Telescopio Espacial de Rayos Gamma, construido para observaciones de rayos gamma de alta energía.
Sin duda, la curiosidad nos llevará a construir mejores observatorios y, con ello, conocer nuevos fenómenos del universo y, quizá, en un futuro no tan lejano, las Crónicas Marcianas, de Ray Bradbury, que describen la vida de los humanos en el planeta rojo, se hagan realidad.
Dra. Eréndira Huerta Martínez / Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.
Universidad Autónoma de la Ciudad de México / Instituto Nacional de Astrofísica de Italia