Investigación: Yair Rodríguez González / Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.
Los riesgos de los chicles sin azúcar
Consumir demasiados chicles y caramelos "sin azúcar" puede producir pérdida de peso severa y problemas intestinales, como diarrea crónica. La causa es el sorbitol, un edulcorante sustitutivo del azúcar utilizado en los productos "sin azúcar", según un estudio elaborado por investigadores de la Universidad Caridad de Berlín, Alemania.
El sorbitol, conocido también como E420, es una sustancia que es mal absorbida por el intestino y que tiene efectos laxantes, no obstante, la industria alimentaria afirma que el sorbitol es un producto seguro y que la cajas llevan advertencias sobre las consecuencias de su consumo excesivo. A pesar de esto muchos consumidores no relacionan el consumo de sorbitol con los problemas intestinales.
Corazones artificiales
Aunque angustie a poetas y moleste a aquellos en contra de la investigación con células madre, es cierto: se puede "cultivar" un corazón en el laboratorio y además, hacerlo latir.
Así lo demostró un equipo de científicos de la Universidad de Minnesota, Estados Unidos, al "construir" a partir de la carcasa cardiaca de una rata muerta un nuevo órgano capaz de funcionar casi como un reloj suizo.
La investigación, que aparece publicada en la revista Nature Medicine fue calificada como un importante avance en técnicas que algún día permitirían "fabricar" corazones u otros órganos humanos.
¡Alcohol, sexo y... moscas!
En una reciente investigación, científicos de la Universidad de Penn State, en Estados Unidos eligieron a la 'Drosophila melanogaster', conocida comúnmente como mosca de la fruta para experimentar los efectos que tiene en ellas el alcohol. En el proceso lograron identificar 3 moléculas que son cruciales para provocar un comportamiento “desinhibido”. Muchas veces hemos visto como el comportamiento humano cambia con algunas “copitas” encima, sin embargo, los resultados obtenidos con las moscas de la fruta resultan por demás interesantes.
Para este fin, los biólogos las emborracharon hasta el punto de que los machos elegían como compañeros sexuales a especimenes de su mismo género. Asimismo, se demostró que el alcohol cambia la forma de actuar de la mosca y que si lo toma diariamente, al final sufre tolerancia crónica. Incluso, observaron que las moscas más viejas tienen más afectado su comportamiento sexual. Con dicha investigación se abre la puerta a futuros trabajos sobre los efectos sexuales de la bebida en los seres humanos.
Ratones sin miedo
El equipo del bioquímico Hitoshi Sanako de la Universidad de Tokio ha conseguido desactivar los receptores de la nariz que detectan el olor a peligro en unos pequeños ratones, con esto han creado roedores sin miedo, capaces de acercarse a un gato sin el más mínimo recelo, esto como resultado de la investigación desarrollada.
Los investigadores partieron de que en el cerebro hay una estructura, conocida como 'glomerulus', compuesta por neuronas sensoriales que reciben la información del receptor olfativo y la distribuye a otras zonas cerebrales. Se calcula que el sistema olfativo de los roedores puede captar un repertorio amplio de aromas gracias a cerca de un millar de genes receptores.
Mediante la expresión de un gen tóxico de la difteria, consiguieron anular parte de esos receptores olfativos, aunque vieron que había otras neuronas que sí estaban presentes en el mismo área del bulbo. A continuación comprobaron que los ratones transgénicos que no tenían estos receptores activos no reaccionaban de la forma que era de esperar ante olores que eran desagradables para ellos, como son los alimentos podridos o los de un gato o un zorro, de los que los ratones normales suelen estar muy alejados.
El roedor ancestral
Un equipo de científicos uruguayos anunció el descubrimiento de los restos fosilizados del mayor roedor que se conozca. Según un artículo publicado en la revista especializada británica Proceedings of the Royal Society B, los investigadores calculan que el animal, al que bautizaron como Josephoartigasia monesi, pesaba más de mil kilogramos.
El cráneo del roedor, que mide cerca de 50 centímetros de largo, fue descubierto por un paleontólogo aficionado hace varios años, en la región del Río de la Plata. Los restos permanecieron en el Museo Nacional de Historia Natural y Antropología, en Montevideo, hasta que hace poco se les sometió a un análisis. Se cree que el animal, cuyo tamaño puede haber sido similar al de un hipopótamo moderno, vivió hace unos 4 millones de años.