Revista de Divulgación Científico-Tecnológica del Gobierno del Estado de Morelos

EMILIANO ZAPATA Y OTILIO MONTAÑO: DOS LIDERAZGOS

Otilio Montao

El movimiento zapatista estuvo rodeado de personalidades que propiciaron la construcción y consolidación del movimiento durante los años que se mantuvo activo. Otilio Montaño fue uno de esos personajes que al lado de Emiliano Zapata realizaron grandes hazañas en defensa de la lucha campesina. Sin embargo, el desenlace del profesor y general Otilio Montaño acusado de traición al zapatismo ha sido determinante en la concepción que a lo largo de los años se ha tenido de él. Así bien, al observar detenidamente las acciones del profesor junto al general en jefe de la Revolución del Sur, nos encontramos con información muy valiosa que muestra la compleja labor que los lideres zapatistas realizaron en el periodo revolucionario.
Han pasado cien años de la muerte del general Emiliano Zapata, y el estudio sobre el universo que representa el movimiento revolucionario que lideró sigue haciendo eco en las páginas de la historia. Es por esto, que en el presente artículo más allá de concentrarnos en la imagen del general en jefe del Ejército Libertador del Sur e icono en la memoria colectiva, buscaremos rescatar la figura de uno de los hombres más connotados del Caudillo del Sur, el profesor y general, Otilio Montaño, quien junto a Emiliano Zapata dotaron de carácter y legitimidad al movimiento suriano.

Los aportes de Otilio Montaño

A través de los años hemos sido testigos del exhaustivo trabajo por preservar y celebrar la vida y obra del general Emiliano Zapata, esto es muy importante porque es innegable la proyección del personaje en el siglo XX mexicano y en la actualidad.

Emiliano Zapata 2

Desde el campo de estudio las acciones emprendidas son muy significativas, sin embargo, los cuestionamientos en torno al zapatismo son innumerables principalmente cuando nos topamos con interpretaciones poco claras y que han sido determinantes en la concepción de algunas personalidades que rodearon a Emiliano Zapata, como es el caso del profesor Otilio Montaño.
Tanto Zapata como Montaño, fueron dos líderes que trabajaron mutuamente en la construcción y desarrollo del discurso del movimiento suriano, ambos gozaron del reconocimiento y afecto de las comunidades campesinas, además de que mantuvieron un lazo muy estrecho y reforzado por el título del compadrazgo. La participación de Otilio Montaño fue esencial, ya que era un profesor influyente entre las comunidades insurrectas y estuvo presente desde el levantamiento de armas en Villa de Ayala, Morelos, el 11 de marzo de 1911. Incluso su consigna lanzada en el levantamiento “¡Abajo haciendas y viva pueblos!”, como señala John Womack, ha sido un sello distintivo del movimiento zapatista.
Sobre la labor de Otilio Montaño, es interesante observar que algunos estudiosos lo han colocado en la categoría del “intelectual rural” en contraste con el “intelectual urbano” que llegó a predominar el núcleo político zapatista, aunque esto no significa que Montaño dejara de ser un agente determinante en el funcionamiento del movimiento ante la presencia de los refuerzos intelectuales incorporados entre 1913 y 1914. Esta situación ha venido a complicarse con el lamentable deceso del profesor, quien fue fusilado por traición al zapatismo el 18 de mayo de 1917 en medio de acusaciones que hasta el momento no han sido comprobadas. En esencia, nos encontramos con un personaje impregnado de interpretaciones que han limitado su reconocimiento y análisis.
Sin embargo, la función de Otilio Montaño en las distintas facetas de la revolución fue determinante, ya que contribuyó a posicionar al movimiento zapatista en el lugar en el que hoy en día se encuentra, a nivel simbólico y como objeto de estudio. Sobre las innumerables acciones del profesor en colaboración con Zapata o bajo determinación de él se encuentra la elaboración del Plan de Ayala en 1911, documento importantísimo que dio legitimidad al movimiento suriano y que, como señala Felipe Ávila, “tuvo el efecto de incrementar las fuerzas de los rebeldes al convertirse en una bandera que atrajo a poblaciones con necesidades agrarias semejantes de la región centro-sur del país.”

En octubre de 1913 en tiempos de la dictadura huertista, Emiliano Zapata asignó a Otilio Montaño una comisión que tenía la finalidad de unificar a la Revolución del Sur y Centro con los jefes revolucionarios del norte como lo eran Francisco Villa y Venustiano Carranza, además de buscar el reconocimiento del Gobierno Americano y adquisición de elementos de guerra. Esta acción ejemplifica la complicidad, organización y estrategia de los más connotados líderes del movimiento suriano ante los embates de la lucha armada.

Tras la derrota de Victoriano Huerta destaca el periodo convencionista caracterizado por la unión de villistas y zapatistas quienes pretendieron elaborar un proyecto de corte nacional que atendiera las diversas problemáticas del país. Este organismo fue representado en el sur por Otilio Montaño, el político zapatista más longevo del movimiento, y que conocía a profundidad las necesidades de la población campesina, por lo que, en las sesiones convencionistas defendió los derechos de las comunidades a través de intensos debates y con argumentos contundentes como el siguiente en el que los delegados discutieron sobre el establecimiento del ejercicio democrático en México:
No estoy por la idea de que solo los que sepan leer y escribir sean los únicos que deben tomar participio en la lucha electoral, sean los únicos que vayan a las urnas electorales, porque esto sería gozar del privilegio de ejercitar unos sus derechos políticos y otros no.

Tras disolverse la Convención, el grupo político de Emiliano Zapata dio continuidad al proyecto emprendido. Los zapatistas trabajaron en dos organismos, el primero el Consejo Ejecutivo de la República y posteriormente el Centro de Consulta de Propaganda y Unificación Revolucionaria, de los cuales surgieron diversos departamentos cuya dirección recayó en cada uno de los más importantes intelectuales zapatistas, siendo Otilio Montaño quien estuvo a cargo del Departamento de Justicia e Instrucción Pública hacia 1917. La finalidad de estos departamentos era establecer el principio de legalidad en las zonas zapatistas, en el momento en que se enfrentaban al ejército constitucionalista, por lo que, la labor de los políticos surianos era exhaustiva y determinante.
A partir de 1916, las circunstancias en el Ejército Libertador del Sur se tornaron complicadas pues se enfrentaron a la muerte de sus más grandes líderes, como fue el caso del fusilamiento del profesor Otilio Montaño en 1917 y el artero asesinato de Emiliano Zapata en 1919. Los decesos de los líderes más importantes del zapatismo fueron concluyentes en el rumbo que tuvo el movimiento, es por eso que a un siglo de la muerte de Emiliano Zapata es importante hacer énfasis en la necesidad de rescatar a aquellas figuras que lamentablemente no han sido reconocidas en su totalidad y que al igual que Zapata forman parte del legado histórico que debe ser preservado en nuestra memoria.

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Lic. Historia Jazmín Citlali Flores Pacheco / Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.
Universidad Autónoma del Estado de Morelos