Dr. Roberto Montes Belmont / Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.
Centro de Desarrollo de Productos Bióticos del IPN
Archivo: Fitopatología
El durazno es un frutal originario de China que se introdujo a México desde la época de la conquista española. Actualmente México ocupa el lugar número 12 a nivel internacional en la producción de durazno y los estados de Zacatecas, Michoacán, México y Chihuahua producen las dos terceras partes del total de la fruta en el país.
Morelos se encuentra entre los primeros 10 estados productores y existe una larga tradición de producción en el municipio de Tetela del Volcán, ubicado en la zona Oriente Norte del Estado. Desde 1964 se introdujeron las primeras plantaciones de durazno de guía y ya para 1970 su producción se hizo relevante. Los problemas fitosanitarios desde un principio cobraron importancia y se relacionó (por algunas personas) la erupción del volcán Chichonal del Estado de Chiapas en 1982 con una fuerte epidemia de la enfermedad fungosa cenicilla y la plaga denominada araña roja.
Muerte durazno2 Esto ocasionó que prácticamente se dejara de producir durazno por lo menos durante 8 años; ya a inicios de los 90 se logra superar este problema con agroquímicos eficientes y la introducción (en las áreas de riego) de la variedad Amapre que se consideraba altamente tolerante a la cenicilla.
Actualmente, Tetela del Volcán cuenta con una superficie de mil 200 Has de las cuales 900 están en producción y 300 se encuentran en fase de desarrollo. El cultivo del durazno genera el 70% de los ingresos que este municipio obtiene por la agricultura. Son múltiples los problemas que presenta todo el proceso productivo del durazno, no obstante, en años recientes se ha incrementado la superficie cultivada con este frutal debido a diversas causas entre las que destacan la aparición de variedades mejor adaptadas a las condiciones climáticas de la región y la apertura de nuevos mercados. Dentro de los problemas que más preocupan a los productores en los años recientes se encuentra la enfermedad que se conoce como muerte prematura del durazno, objeto de estudio del proyecto CONACYT-Fomix “Alternativas ecológicas para el manejo de la muerte prematura del durazno en Morelos”.
A pesar de ser un problema de distribución mundial, que tiene muchos años de haberse presentado por primera vez y de que se han hecho diversas investigaciones en varias partes del mundo, el problema no está del todo resuelto y aún quedan varias dudas por resolver debido a que es ocasionado por un complejo de factores tanto ambientales como de microorganismos infecciosos. La muerte prematura es una enfermedad que se presenta en árboles de entre 3 y 7 años de edad, los cuales han tenido un desarrollo no vigoroso y con escasa producción, producto de un manejo inadecuado (podas excesivas) y de tener como materiales de injerto a variedades sensibles a la enfermedad. La causa de la enfermedad hasta el momento se atribuye a la combinación del efecto de heladas y daños ocasionados por la enfermedad conocida como cancro bacteriano (Pseudomonas syringae pv.syringae); estos dos problemas pueden actuar simultáneamente o por separado. Un tercer factor involucrado es el nematodo de anillo Criconemoides xenoplax, que se ha demostrado que al destruir los pelos adsorbentes de las raíces secundarias debilita a los árboles y los predispone para la acción de los otros factores mencionados. También se menciona al pH del suelo (ácido) y a la época en que se realizan las podas como factores que tienen influencia en el desarrollo de la enfermedad. Hasta ahora no existen reportes científicos de este nematodo de anillo en durazno en México por lo que el primer paso para investigar este problema sería confirmar o descartar su presencia y determinar si existen otras especies de nematodos que estén influyendo en la enfermedad. Tampoco hay estudios científicos que comprueben que la enfermedad presente en Morelos sea la misma muerte prematura del durazno de otras partes del mundo. Con base a estos resultados se continuaría con: 1. la determinación de la susceptibilidad o resistencia a los nematodos de los materiales genéticos utilizados en México como patrones de injertos; 2. la evaluación de abonos verdes y nematicidas biológicos para disminuir las poblaciones del nematodo; 3. la determinación de cultivos alternativos antagónicos al nematodo para recuperación de huertos infestados. La última etapa sería la difusión de los resultados mediante pláticas con los productores de todo el municipio y otros municipios, con la elaboración de una publicación para este fin, además de los artículos científicos que se podrían generar al cumplir los objetivos.
Roberto Montes Belmont es biólogo egresado de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México, con maestría en Fitopatología en el Colegio de Postgraduados en Ciencias Agrícolas y doctorado en Ciencias en la misma Facultad de Ciencias. Ha desarrollado labores de investigación y /o docencia en el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales Agrícolas y Pecuarias, Colegio Superior de Agricultura Tropical y Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional Unidad Oaxaca. Ha realizado estancias de investigación en Cuba y en España y cuenta con numerosas publicaciones; actualmente labora en el Centro de Desarrollo de Productos Bióticos del IPN. Participan también en el proyecto el Dr. Alejandro Tovar Soto de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del IPN, la Dra. Silvia Evangelista Lozano, la Dra. Elsa Ventura Zapata y la M. en C. Hilda Elizabet Flores Moctezuma.