Revista de Divulgación Científico-Tecnológica del Gobierno del Estado de Morelos

Los peloteros armados

Lieu - … ¿Por qué en vez de pensar  en esa mujer no observas, con gran cuidado y curiosidad,  a los coleópteros, por ejemplo?
Li Kia - ¿Los coleópteros? Lieu - Son interesantísimos.
Li Kia - Nunca se me  hubiera  ocurrido. Jorge Ibargüengoitia. El tesoro perdido. 1960.

Desde antes de su famoso  viaje a bordo  del HMS Beagle, Charles  Darwin ya estaba  maravillado por los escarabajos. En su autobiografía escribe que mientras estudiaba en el Colegio de Cristo, en teoría buscando el llamado  de la fe, “ninguna  búsqueda en Cambridge  fue seguida  con tanta  devoción,  o me dio tanto  placer  como el coleccionar escarabajos”. Tanta era la devoción  de Darwin hacia estos insectos que, al menos en un par de ocasiones, teniendo un espécimen de  interés  en  cada  mano,  y recién  encontrando un tercero,  metía  uno  de los escarabajos de su  mano  a su  boca,  para  liberar  su  diestra  y atrapar al nuevo elemento de la colección.

Si  bien  la  mayoría  de  los  escarabajos son fáciles de atrapar, y por lo tanto coleccionar, no era una tarea sencilla de terminar, con más de 400 mil especies y muchas  más aún por descubrir: la cuenta  se estima en un millón de especies. Los escarabajos son el tipo de animal con mayor diversidad  en el planeta. El nombre científico de este  grupo  de insectos es  coleópteros, que viene del griego koleos –caja o estuche- y pteron, ala, refiriéndose a las alas acorazadas, tipo armadura, que le sirven  de protección para  su cuerpo  y para  el segundo  par de alas, normalmente transparentes, que les sirven  para  volar. Las catarinas o mariquitas, los gorgojos, los peloteros, los tenebrios, los enterradores, los mayates,  y los cocuyos  o luciérnagas, son  todos ejemplos de escarabajos.

Darwin  no   fue   el  único   en  sorprenderse por  la  enorme   diversidad   de  los  escarabajos. J.  B. S. Haldane, famoso  estadista,  genetista,  divulgador científico y parte  del trío que cambiaría por  siempre a la biología  evolutiva, y que se vestía como pachuco, también admiraba a los coleópteros. Haldane utilizaba la casi interminable variedad  de escarabajos como un ejemplo  en  contra  de los  creacionistas, a los  cuales les decía “El creador,  si es que existe, parece  tener un gusto excesivo por los escarabajos”. A lo que se refería era a lo siguiente,  ¿no es raro  que el creador intente más de 400  mil versiones de un escarabajo perfecto, pero  se  haya  contentado con  una  sola  versión  del ser humano?  Haldane estaba  seguro  que si algún  día llegaba  a conocer al creador,  éste  tendría  cabeza  de escarabajo.

Los escarabajos hacen  de todo. Algunos son plagas de varios de nuestros cultivos; otros se comen a las plagas de la planta en la que habitan. En el antiguo Egipto,  el  escarabajo sagrado era  venerado   por  su relación  con  el dios  del Sol naciente,  aunque ahora sabemos que la relación  estelar de esos escarabajos es con la vía láctea, que utilizan  para  orientarse, no con el astro rey. Los mayas utilizan a los escarabajos vivos maquech como  parte  de  su  joyería,  y hay  quienes gustan  de comer  a los  coleópteros conocidos como chahuis.

Estudiar  a los escarabajos nos puede  alegrar el día, como a los personajes de Ibargüengoitia; sorprender y emocionar, como a Darwin, o hacernos pensar acerca  de nuestro origen, como proponía Haldane.

 

El joven Charles Darwin  montando un  escarabajo.  Caricatura hecha por su colega Albert Way  en 1832.


ºLic. Agustín Ávila Casanueva / Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.

Cienciorama de la Universidad Nacional Autónoma de México