Figura 3. Bagres armados nadando junto a manatí en Florida (Berchem, 2019).
Cuando escuchamos el término “especie invasora” podríamos pensar en seres extraterrestres capaces de conquistarnos y, francamente, los bagres armados o peces diablo (Pterygoplichthys spp.) parecerían no ser de este planeta. Estas especies originarias del Amazonas (Brasil, Colombia y Perú) se consideran invasoras, pues sus poblaciones han logrado sobrevivir, reproducirse y establecerse en hábitats naturales de todos los continentes (excepto en la Antártida).
También conocidos como plecos o “limpia–peceras”, están en México desde la década de 1990, y se identificaron por primera vez en la presa del Infiernillo (de ahí el apodo de diablos) en Michoacán. Actualmente, los podemos encontrar de norte a sur. En el sureste del país, predominan dos especies, que se diferencian por las manchas oscuras de su vientre: Pterygoplichthys disjunctivus con vermiculaciones (marcas en forma de gusanitos) y Pterygoplichthys pardalis con puntos redondeados (figura 1).
Figura 1. Bagres armados capturados en Tabasco: A) Pterygoplichthys disjunctivus; B) Pterygoplichthys pardalis; C) Pterygoplichthys sp (Barba, 2018).
Los bagres armados tienen características que los mantienen bien protegidos de los depredadores: su cuerpo está cubierto por una coraza de placas óseas como una armadura (de ahí que se le conozca como bagre armado) y sus aletas tienen forma de espinas. Pueden medir hasta 55 cm de adultos y viven alrededor de 5 años; su boca tiene forma de ventosas (que les permite adherirse a las riberas de los ríos o acuarios).
Los plecos cuentan con una tasa de reproducción muy alta, y anualmente llegan a desovar entre 500 y 3 mil huevos. Son organismos territoriales y muy resistentes, que pueden vivir en hábitats con distintos grados de acidez, sobreviven en aguas contaminadas, residuales, a bajas temperaturas (menores a 10 °C), condiciones con poco oxígeno (hipoxia) y pueden mantenerse vivos hasta 20 horas fuera del agua.
Podríamos pensar que unos peces que se adquieren en un acuario (figura 2) no representan riesgo, pero tristemente no es así. La presencia del bagre armado genera daños ambientales, pues al construir sus nidos en las riberas de los ríos causa problemas de sedimentación y turbidez; además, desplaza a las especies nativas por la ingesta de sus huevos y la competencia por recursos. Las aves acuáticas y mamíferos, como el manatí (figura 3), pueden resultar dañados al interactuar con estos peces.
La invasión por plecos ocasiona daños económicos que ascienden a los $317 millones de pesos. Disminuyen la pesca, propicia la pérdida de empleos y daños a los motores de las embarcaciones, muelles y puertos (figura 4). Esto sin contar que pueden lastimar las manos de los pescadores por sus espinas. Por último, la presencia del pez diablo puede causar la pérdida de la diversidad biocultural, identidad y tradiciones relacionadas con las especies nativas.
Figura 2. Plecos de venta en acuario.
Figura 4. Captura de plecos por pescadores tabasqueños (Barba, 2018).
Para reducir las poblaciones de pez diablo se ha recomendado consumir su carne, emplearlos en la elaboración de alimento para ganado, abono, biogás y artesanías. No obstante, el desagrado por su apariencia y la creencia de que almacenan metales pesados ha frenado el éxito de estas medidas; aunque son muy consumidos en Sudamérica y las investigaciones apuntan que su carne tiene un alto valor nutricional (alta en proteínas, ácidos grasos omega 3 y 6), y que no sobrepasan los niveles de mercurio, plomo o cadmio autorizados por la norma mexicana.
El bagre armado se adapta con facilidad y, desde el punto de vista evolutivo, resulta fascinante. Se han estudiado desde su llegada al país, pero aún existen dudas sobre cuántas especies hay presentes en México y si existe hibridación entre especies. Además, no se ha estudiado su diversidad y potencial adaptativo; asimismo, se desconoce de dónde provienen los individuos que se han establecido en México.
En el departamento de Conservación de la Biodiversidad de ECOSUR-Villahermosa actualmente trabajamos en un proyecto a nivel genético sobre estas especies, que permitirá llenar algunos vacíos de información y sumará para lograr un manejo adecuado de la invasión del bagre armado.
Figura 5. La Cevichería Tabasco, 2016.
Ing. Alan Gabriel Vargas Rivas / Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.
Dra. Gabriela Castellanos Morales / Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.
El Colegio de la Frontera Sur, Unidad Villahermosa