La contaminación digital se refiere a la producida por las nuevas tecnologías: teléfonos móviles, objetos conectados en línea e internet generando gases de efecto invernadero en particular, que producen enfermedades respiratorias y cutáneas o pueden ser cancerígenos. Los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) son “todos los aparatos eléctricos y electrónicos que pasan a ser residuos de acuerdo con la definición que consta de cualquier sustancia u objeto del cual su poseedor se desprenda o del que tenga la intención u obligación de desprenderse”.
Por otro lado, cada correo electrónico puede aportar hasta 50 gramos de carbono, dependiendo de si es sólo texto o si contiene imágenes o archivos adjuntos. Es relevante saber que crea más contaminación responder un correo con copia a muchas personas, que únicamente al remitente.
Todo lo que hacemos tiene un impacto en el medio ambiente, incluida nuestra actividad en línea: guardar correos electrónicos no eliminados, almacenar datos inútiles, revisar las redes sociales con demasiada frecuencia, activar la reproducción automática de video, usar motores de búsqueda en lugar de ingresar directamente a la dirección del sitio web en el navegador, usar 4G en lugar de Wi-Fi, etcétera.
Cada minuto se envían en el mundo 38 millones de mensajes de WhatsApp, se visualizan 266 mil horas de Netflix, 4.3 millones de videos en YouTube y se realizan 3.7 millones de búsquedas en Google. Esto se traduce en que, si internet fuera un país, sería el sexto más contaminante del mundo.
La contaminación ambiental afecta, por ende, la salud de todos los seres humanos, ya que produce los problemas que suponen para el organismo materiales como el plomo (perturbaciones en la biosíntesis de la hemoglobina, incremento de la presión sanguínea, daño a los riñones, perturbaciones del sistema nervioso y disminución de la fertilidad del hombre); el arsénico (veneno letal); el selenio (desde sarpullido e inflamación de la piel hasta dolores agudos); el cadmio (diarrea, dolor de estómago y vómito severo, fractura de huesos, daños al sistema nervioso, e incluso puede provocar cáncer); el cromo (erupciones cutáneas, malestar de estómago, daños en riñones e hígado y cáncer de pulmón); el níquel (afecta los pulmones, provoca abortos espontáneos).
La regulación jurídica de la contaminación digital
La preocupación internacional por las consecuencias adversas del cambio climático ha motivado a las organizaciones e instituciones a tomar medidas para conocer a fondo la dinámica de los gases de efecto invernadero, siendo la huella de carbono uno de los indicadores reconocidos mundialmente para comprender dicha dinámica. La relevancia que implica conocer más sobre el concepto de huella de carbono queda de manifiesto además en las conclusiones propuestas por el último informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático, que demuestra que las emisiones siguen creciendo aún en un escenario de compromisos de reducciones en el marco del Protocolo de Kyoto.
En consecuencia, la regulación jurídica es elemental en México, derivado de las consecuencias ambientales y sanitarias que pueden generarse a largo plazo; es por esto que se tiene que tomar en cuenta la reforma en materia de la Ley General de Equilibrio Ecológico, ya que el medio ambiente es algo de preocupación global y materia de derechos humanos, siendo un bien jurídico fundamental expresando el papel indiscutible que éste tiene en la realización de un plan de vida digno, a través del aseguramiento de las condiciones óptimas del entorno a la naturaleza.
Mtra. Odette Mendoza Becerril | Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.
Instituto de Estudios Superiores de la Ciudad de México “Rosario Castellanos”