Es inevitable que el corazón se acelere, cuando alguien habla de nuestros pueblos en la Reserva, esto ocurrió con una chica Suiza, quien me regaló las pintorescas imágenes que tomaron sus ojos. Entre el canto de los pájaros multicolores, desconocidos para ella hasta entonces, ella convivió con gente de la Reserva, le maravilló que las personas puedan platicar por horas de su historia y sus costumbres, sin prisa; se alegra su mirada al recordar la papaya que le regalaron y que acompañó sus charlas refrescando el singular momento.
Esta chica tiene ya en las venas la vida familiar de un pueblo, refleja en los ojos y en sus palabras la calidez que recibió. Sus manos experimentaron la belleza de crear una tortilla, tres intentos bastaron para lograrlo, pero la experiencia de las señoras le dictó que aún no está lista para casarse. No hay comparación entre una tortilla recién hecha (si es de maíz azul, mejor aún) y una de tortillería -dice- tal vez no esté lista para casarse, pero ya es buena catadora.
¡Cuantas postales se recrean en su ojos al recordar los fogones de las casas, las calles de piedra y tierra, comidas sencillas pero deliciosas, gente humilde pero con el corazón abierto e interesado por la gente de fuera! Piensa por un momento en Suiza, allá todo es muy ordenado, incluso los paisajes; aquí todo es una fiesta, basta con echar un vistazo por los montes, por las selvas, nuestros paisajes crecen libres y se pintan solos para ser hermosos.
Cierro los ojos para contagiarme de su emoción cuando me cuenta haber dormido al aire libre en el corredor de una casa. Una experiencia en apariencia sencilla, pero que deja el ama llena de libertad. Otro evento digno para regresar a este lugar.
Un par de miradas extranjeras, sorprendidas, felices. Cuatro ojos verdes que ya casi son cafés como los nuestros. El motivo: una selva imponente, multicolor, aromas conviviendo en perfecta armonía, un pequeño gran mundo de animales y plantas; libertad hasta donde los ojos alcancen a ver; y de la gente, toda la fraternidad, la calidez y el humor para recibir a todo extranjero y paisano.
El mundo está volteando a ver maravillados nuestras bellezas naturales, espero que quienes somos de este País no nos lo estemos perdiendo, más aún, deseo que estemos realizando acciones para conservarlas.