En la antigüedad, la mayor parte de las narrativas se expresaban de manera oral a través del canto y la música, mientras que la pintura, la escultura y la arquitectura servían como soportes paralelos para contar sus relatos. En el mundo contemporáneo contamos con una gran variedad de medios analógicos que incluyen el cine, la televisión y la radio, lo mismo que digitales como el streaming, el podcast y las redes sociales; sin embargo, esa necesidad de narrar sigue presente a pesar del tiempo.
El ser humano siempre ha relatado historias, es algo inherente a su naturaleza y entre las más importantes están los mitos.
Pero, ¿qué es un mito? Muchas veces entendemos esta palabra como algo falso o inventado que tiene poco o nada que ver con la realidad. Aún persiste la noción de que son relatos que fueron creados para explicar lo que los seres humanos no pudieron explicar de forma racional en tiempos pasados.
Sin embargo, estas concepciones racionalistas fallan en comprender lo que los mitos son y representan.
El término proviene del griego mythos que significa “palabra”, “narración”, “historia” y se refiere a relatos con contenidos simbólicos que expresan las grandes verdades de los seres humanos. La mitología es una pieza fundamental en la cultura, en la que se basan las instituciones humanas.
En el caso de la comunicación como disciplina de las ciencias sociales, vamos a definir al mito como una construcción comunicativa compleja de carácter narrativo y simbólico, que por medio de sus elementos es capaz de transmitir conocimiento en distintos grados de comprensión. Éste se ha ido transformando a través del tiempo y el espacio, a pesar de que sus fundamentos permanecen inalterados y podemos observarlos en todas las culturas, incluyendo las contemporáneas. Y entre los mitos más relevantes está el de la aventura del héroe.
La figura del héroe es sumamente importante para los seres humanos, tanto así que la producción y reproducción de relatos con esta temática siguen vigentes hasta nuestros días. Y esto sucede porque las figuras heroicas nos hablan de la condición humana, nos inspiran y mueven centros profundos de nuestra mente inconsciente. Por esa razón, es que personajes como Superman, Spiderman y la Mujer Maravilla son relevantes y sus narrativas siguen reinterpretándose una y otra vez.
La cultura pop está llena de héroes y superhéroes. Los universos narrativos de DC, Marvel, Harry Potter y Star Wars son algunas de las mitologías contemporáneas que se transmiten por medios tradicionales y digitales. Estos muchas veces se expresan de forma transmedia, saltando de un canal a otro, de manera que un relato complementa al otro y el cosmos se expande y se vuelve más profundo.
Lo mismo ocurre con personajes de la vida real que mitificamos y convertimos en símbolos, en figuras a seguir, como Lady Gaga, Guillermo del Toro o Freddie Mercury, que poco a poco pierden su historicidad y se transforman en héroes a los cuales emular.
El héroe nace originalmente como un enlace entre los dioses (lo inalcanzable) y los seres humanos, como un protector que intercede y auxilia. Si bien, en la antigüedad la figura heroica no necesariamente tiene que ver con virtud sino con proezas extraordinarias, lo que resulta cierto es que el camino del héroe en todas sus manifestaciones tiene elementos comunes. Entre ellos está el hecho de que lo heroico no es una cualidad con la que se nace sino una condición que se alcanza. No basta con tener poderes sobrehumanos o ser hijo de un dios para ser un héroe, sino que es básico que existan pruebas a superar, una muerte (que puede ser simbólica) y un renacimiento, un descenso al inframundo, la derrota del mal y el regreso al mundo.
Las pruebas por las que pasa el héroe son variadas: desde lograr hazañas de destreza o fortaleza, hasta vencer adversarios o monstruos. Harry Potter ingresa al mundo mágico y se enfrenta a los retos que supone la escuela de magia, incluidos los profesores y los abusadores; Peter Parker empieza a descubrir sus poderes arácnidos y a luchar contra ladrones y asaltantes. Pero esto es solo el principio de su travesía.
El héroe tiene que enfrentarse a la muerte, ésta puede ser literal o simbólica; en algunos casos, puede ser una experiencia traumática o una derrota. Luke Skywalker pierde su mano en un duelo ante Darth Vader; Simba ve morir a su padre Mufasa en una estampida. Esta etapa marca al personaje y será parte importante en su transformación.
Gracias a las tinieblas es que se descubre la luz, y entonces renace el héroe. Éste aún tiene que enfrentarse a lo que más teme, esto sucede en lo que se denomina «inframundo» y generalmente se representa como un descenso a un sitio tenebroso. En Titanic, Rose debe bajar al sótano del barco, que ha empezado a hundirse, para salvar a Jack; Frodo y Sam tienen que internarse en las sombrías tierras de Mordor para destruir al «anillo único».
Es en el inframundo que el héroe encuentra dentro de sí su verdadero poder, el tesoro que ha estado buscando, la llave para destruir al mal. Se enfrenta a una versión retorcida de sí mismo (el villano) y logra derrotarle. Así, Batman vence al Joker y salva Ciudad Gótica; Neo derrota al Agente Smith en la Matrix y salva Sión. Al final, el héroe vuelve al mundo, pero ya no es el mismo de antes, pues se ha transformado en un ser superior.
En el contexto actual, en el que la humanidad se enfrenta a la pandemia de COVID-19, resulta relevante la figura heroica. La situación no sólo afecta el bienestar físico de las personas, sino también el psíquico, y es en los momentos difíciles cuando los héroes marcan la diferencia e inspiran a aquellos que los siguen. El heroísmo, con las cualidades que se le atribuyen tradicionalmente, puede materializarse en una persona, como es el caso de todos los que laboran por el bienestar común en estos momentos de crisis, especialmente, el personal médico que se enfrenta cara a cara con un enemigo implacable.
El mito del héroe es una de las numerosas narrativas necesarias para los seres humanos, de ahí su constante repetición en la cultura pop, en nuestros relatos cotidianos y en nuestras vidas en general. Nos conectan con la realidad por medio de lo fantástico, mostrándonos que el mundo es un lugar adverso, pero que las dificultades son las que forjan el carácter heroico. No se trata de que los dragones sean reales sino de expresar que pueden ser vencidos.
Mtro. Héctor Manuel Lujambio Valle / Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México