Revista de Divulgación Científico-Tecnológica del Gobierno del Estado de Morelos

Automóviles y metales pesados: ¡No sólo plomo!

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Figura 1. Fuentes de metales pesados (Mondragón, 2022).

En los centros urbanos donde no se realizan actividades industriales, las emisiones contaminantes que provienen de los automóviles y camiones son la principal fuente de contaminación del aire. Sin embargo, los gases de combustión expulsados por el tubo de escape de estos vehículos de transporte, como el monóxido y dióxido de carbono, no son los únicos contaminantes del aire relacionados con el tránsito de estos vehículos.

Hay otros contaminantes importantes, que además de ser emitidos por los tubos de escape también son emitidos por otras fuentes, a los que no prestamos atención o no conocemos y cuyo efecto nos impacta. Son los metales pesados, llamados así por ser mucho más densos que el agua, como el antimonio (Sb), cadmio (Cd), cobre (Cu), cromo (Cr), hierro (Fe), manganeso (Mn), mercurio (Hg), níquel (Ni), zinc (Zn) y plomo (Pb). Este último elemento está asociado a las gasolinas con plomo que actualmente están desapareciendo. Las otras fuentes comunes de estos metales pesados son los productos del desgaste del revestimiento de las pastillas de frenos y del desgaste de los neumáticos, así como las fugas de aceite (figura 1).

El revestimiento de las pastillas de frenos se fabrica con materiales de fricción que presentan, en su conjunto, resistencia y durabilidad excepcional. Los primeros materiales empleados incluían asbestos, pero eso cambió en la década de los 80. Actualmente, los materiales de fricción consisten en una amplia variedad de componentes como fibras de acero, vidrio y plástico, que sirven como agentes reforzantes; así como también de algunos metales pesados como el cadmio, cromo, cobre, níquel, plomo, antimonio y zinc, que preocupan al ser emitidos durante el desgaste de estos revestimientos.

Los productos de desgaste de las llantas son otra fuente importante de metales pesados. El zinc se considera especialmente preocupante, ya que se absorbe por los pulmones y por el tubo digestivo, provocando temblores, dolores, escalofríos, vómito y cansancio. Las llantas tienen cantidades detectables de algunos otros metales como el cadmio, cobalto, cromo, cobre, mercurio, manganeso, níquel y plomo.

En las fugas de aceite usado, hay diferentes fuentes que contribuyen a su contenido metálico, entre las que se encuentran los aditivos químicos que se le añaden, como el zinc y los metales que arrastran de las superficies metálicas con las cuales tienen contacto, como el hierro, cobre y antimonio.

Estos metales quedan en el suelo y son resuspendidos cuando sopla el viento o es agitado por el tránsito vehicular, entrando en el aire como partículas o asociados con partículas que incluyen a las inhalables de tamaños menores a un grano de polen, las cuales pueden causar severos problemas de salud.

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Es necesario, por tanto, considerar estas partículas resuspendidas cuando se trata de evaluar el impacto de los vehículos de motor en la salud de los seres humanos y en el medio ambiente, ya que contribuyen casi en la misma cantidad que las partículas contaminantes que salen de los tubos de escape. Aún así, la mayoría de los estudios sobre contaminación atmosférica vehicular se centran principalmente en los contaminantes expulsados por los tubos de escape.

En diversas partes del mundo, las plantas como musgos, líquenes y epífitas se han utilizado para monitorear simultáneamente los diferentes metales pesados asociados al tráfico vehicular en calles y avenidas de zonas urbanas de manera efectiva y a bajo costo, en comparación con los instrumentos altamente especializados que se usan para medir la calidad del aire.

La mayoría de las estaciones ambientales caracterizan los llamados contaminantes criterio como dióxido de azufre (SO2), monóxido de carbono (CO), partículas en suspensión (PM10, PM2.5), ozono (O3) y dióxido de nitrógeno (NO2).

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Aunque los metales pesados tienden a acumularse en las partículas pequeñas, su detección y cuantificación específica por este medio convencional es cara y no tan específica como si se hiciera usando plantas, por lo que hay un gran interés en implementar este monitoreo en diversos lugares de nuestro país.


Dra. Margarita Mondragón Chaparro | Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.
Instituto Politécnico Nacional (IPN), CIIDIR-Unidad Oaxaca