Desde hace varias décadas, la imagen de la ciencia y la tecnología se ha asociado a los conocimientos científicos como los únicos que tienen valor para todas las personas, lo cual promueve el abandono de otros saberes, como los tradicionales, impidiendo su valoración, uso y enseñanza en las comunidades que les dieron origen.
El Grupo Red para la Educación Científica Intercultural (GRECI) investiga las formas de enseñar ciencias que permitan valorar, reconocer, recuperar y preservar distintos tipos conocimientos, ya que considera importante desarrollar una cultura científica amplia sin erosionar o descalificar el conocimiento tradicional y la identidad cultural, especialmente de los niños y jóvenes de las comunidades originarias.
Nuestro punto de partida es el pluralismo epistémico, una perspectiva que permite reconocer el valor de los diferentes tipos de conocimientos por su contribución en situaciones concretas, a través de prácticas orientadas al diálogo de saberes, que abre la posibilidad de enseñar ciencias, partiendo del contexto y los conocimientos de los estudiantes.
Diálogo de saberes en el aula
Una práctica bastante común en las aulas de ciencias es preguntar las ideas y conocimientos que tienen los estudiantes frente a un fenómeno natural y, de ahí, plantear estrategias que confronten estas ideas y guíen el pensamiento de los estudiantes, con el fin de reemplazar sus ideas erróneas por conceptos científicos, sin embargo, estas prácticas representan riesgos para el reconocimiento y valoración de los conocimientos tradicionales.
Las integrantes de GRECI hemos trabajado con comunidades en contextos rurales de Oaxaca, Chiapas, Guerrero y hemos visto cómo los estudiantes son portadores de conocimientos tradicionales acerca de su entorno: plantas medicinales, métodos de siembra, selección de semillas, manejo del suelo y del agua, que se pueden identificar con estrategias de exploración del contexto. Esto plantea el gran reto y responsabilidad de enseñar ciencias respetando los conocimientos tradicionales, para contribuir a reconocer y valorar la importancia de la diversidad cultural de México.
En nuestra experiencia, encontramos conveniente comenzar con la milpa, un espacio que reconocen muy bien los estudiantes de estos contextos y que ofrece diversas aproximaciones para establecer procesos de diálogo, favoreciendo también el uso de las lenguas originarias, que muchas veces se quedan fuera del aula de ciencias. Al explorar la milpa en la enseñanza de las ciencias, descubrimos que surgen dificultades al tratar de seguir planes y programas de estudio centralizados, poco flexibles, diseñados desde centros urbanos y con una pobre perspectiva de la diversidad cultural.
Nos encontramos también ante la falta de material didáctico adecuado culturalmente, es decir, orientado al reconocimiento, valoración y protección de los conocimientos tradicionales, con estrategias para trabajar contenidos como la milpa, que integren el entorno biológico con el contexto comunitario. Además, nos enfrentamos a una formación docente que suele promover una imagen de la ciencia que descalifica a los conocimientos tradicionales y mantiene prácticas centradas en la lectura y memorización de contenidos programáticos, sin análisis o reflexión.
Estos obstáculos identificados nos llevaron a abordar el problema en colaboración con estudiantes, profesoras e investigadoras en una red de intercambio continuo de conocimientos para elaborar y evaluar materiales didácticos. El resultado de este proceso es Aprendiendo en la milpa, un libro que pone a dialogar algunos de los conocimientos tradicionales de los y las niñas de los Altos de Chiapas y La Montaña de Guerrero con conceptos de química y biología.
Foto 1. Portada del libro Aprendiendo en la milpa.
Escribe y lee tu mundo
Iniciamos también una nueva experiencia entre estudiantes de los Altos de Chiapas y de Apodaca, Nuevo León, a través del intercambio de cartas en las que los y las alumnas de los Altos de Chiapas describían sus comunidades, conocimientos tradicionales e intereses, para ayudar a los estudiantes de Apodaca a sembrar una milpa en su escuela. La motivación surgida entre los estudiantes mostró un camino para abordar la enseñanza de las ciencias como procesos de colaboración en red, integrando el indispensable desarrollo de habilidades de lectoescritura.
Con apoyo de CONACyT, se ha construido una red más amplia de intercambio de conocimientos a través de textos, en la que actualmente se trabaja para incluir nuevos colaboradores interesados en explorar en el aula los conocimientos tradicionales en un diálogo permanente con los conocimientos científicos y desarrollar herramientas y estrategias para que cada persona reconozca, aprenda y comparta desde la diversidad cultural que le rodea.
Foto 3. Taller de lectoescritura en Xochimilco, CDMX (Valladares, 2021).
Dra. Alejandra García Franco (UAM-Cuajimalpa) / Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.
Dra. Eurídice Sosa Peinado (UPN-Ajusco) / Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.
Dra. Alma Adrianna Gómez Galindo (CINVESTAV-Monterrey) / Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.
Dra. Liliana Valladares Riveroll (FFyL, UNAM) / Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.
Dra. Luz Lazos Ramírez (FFyL, UNAM) / Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.
Grupo Red de Educación Científica Intercultural (GRECI)